Es mi brazo, la mano y el pincel. Es la continuidad.
A veces me siento como dice Heidegger, un ser humano “proyecto abierto”, todo el tiempo tomando decisiones, apropiándome de las posibilidades convenientes: trazos colores se acercan, se unen, bordes que se tocan, franjas que se mezclan, el fin de una línea y el principio de otra.
Y súbitamente se manifiesta mi escencia, muchas otras nociones que se entrecruzan se superponen en la superficie de los pensamientos. Experimento sin elucubraciones intelectuales y me entrego a la acción. Cada acción es una muestra de entrega y de continua relación con la creación entonces, deliro y juego con todo. Pierdo límites, me fusiono con el entorno, lo inefable, lo místico, lo divino. Soy.
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